Mi sensibilidad hacia la naturaleza fue un punto de inflexión para dar comienzo a mi experiencia artística, el interés por sus diversas formas, colores, texturas y el amor por los animales me llevaron a tener un interés particular por uno de los seres más relevantes en la historia y en este caso en particular en la historia del arte.

 

El caballo, esos compañeros de trabajo, deportes, batallas, que encuentro majestuosamente perfectos, son un elemento que me permite explorar y experimentar desde la pintura enfocada en el realismo, su forma y anatomía convirtiéndola en la temática principal en la producción plástica de mis configuraciones artísticas.

 

Así mismo, encuentro en dicha exploración dos ángulos de la producción plástica. El primero desde la reproducción de la realidad del caballo, que me permite lograr un manejo más fiel de su anatomía y textura. La segunda, es una reinterpretación de esa realidad, jugando con el dibujo y la pintura, desde trazos sueltos y cargas de color que coinciden con precisión al ritmo de la naturaleza del caballo, creando un impacto emocional en el observador.

Finalmente me descubro en cada momento que abordo los trazos de la anatomía del caballo para dar una interpretación subjetiva de la realidad de estos grandes ejemplares, que han permitido tan amplia producción a través de la historia del arte y de esta manera encontrar un estilo personal en la pintura del caballo.