Es una serie compuesta de 8 configuraciones artísticas en la técnica de óleo sobre lienzo y mixta (acrílica, óleo y carboncillo) en dimensiones desde 25cms hasta 150cms. En ella se plasma el caballo utilizando el realismo desde la singular belleza del animal salvaje, aquel que ha sido relevante en la historia del arte, desde el arte paleolítico de las cavernas de Lascaux y Altamira donde en la primera se han encontrado figuras de alrededor de 364 caballos, pasando por Grecia desde el frontón oriental del templo de Zeus en Olimpia donde se exhiben los preparativos de la carrera entre Pélope y Enómao, en mármol esculpido, hasta el retablo de EL jardín de las Delicias del Bosco, donde se pueden encontrar algunos caballos en pleno delirio de tentaciones y castigos.

El arte equino es entonces tan antiguo como el arte mismo, son muchas las culturas y artistas que han querido plasmar este magnífico animal, y esta serie quiere precisamente expresarlo, la importancia del caballo desde la representación misma del animal, con sus formas perfectas, capturando su esencia, personalidad, energía y vitalidad en el trazo más fiel de su anatomía y textura, con la intención de poder transmitir al público el deseo de poder palparlos por medio de sus miradas, posiciones de patas, cuello y orejas.